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Hacia el Camino de Santiago: el principio de mi 'aventura'

Donostia, Playa Zurriola. Foto: Javier Virgel

Hace 4 años, en el 2010, embarqué a dos buenos amigos en un principio de aventura que únicamente buscaba disfrutar de su compañía aprovechando para hacer senderismo, sin grandes pretensiones, disfrutar de la naturaleza y descubrir rincones de nuestra geografía que pensábamos que conocíamos… y tuvimos que reconocer, con humildad, que durante los primeros días, cuando recorríamos zonas que creíamos que las teníamos trilladas, fueron varias las ocasiones en las que no sabíamos donde estábamos. Que ilusos!!

Un recorrido perfectamente señalizado, poco frecuentado, sin el peligro de que el sol nos achicharrara y con la ventaja de saber que llevando la credencial de peregrinos contaba con sitios para dormir nos convenció para hacer el Camino del Norte.

A decir verdad, en ningún momento planeamos, ni de lejos, hacer el Camino completo. Para nosotros era como una aventura de 5 días…. que en cuatro años nos llevó hasta Santiago!!

El primer día fuimos de Bilbao a Hondarribia en coche, lo aparcamos en Amute-Kosta, una zona residencial bastante tranquila y comenzamos el Camino en el cruce de la carretera N638 con el camino que se dirige al barrio de Jaitzubia.

Subimos hacia Jaizkibel y nuestro primer regalo fueron las vistas de la bahía de Txingudi desde el Santuario de Ama de Guadalupe. Inolvidable. Como inolvidable fue el recorrido en terraza del monte Jaizkibel con unas increíbles vistas panorámicas de las Peñas de Aia y Oiartzun.

La entrada en Pasaia y en su bahía natural, después de una bajada que nos machacó las rodillas, nos obligó a hacer un descanso. Y, casualidad, encontramos una terraza con sus mesas y sus sillas, en la Plaza, y no pudimos resistirnos: bocata y cerveza. Que nos la habíamos ganado. Cruzamos en barca a al otra orilla y bordeando la costa llegamos hasta, como lo definiría….. una encerrona!!! una subida vertical con algo en el piso que en algún momento pudieron ser escalones y que parecía que no tenía fin.

Salimos a una carretera que nos llevó al Faro de la Plata. Precioso. A continuación por sendas llegamos hasta la carretera que lleva al monte Ulia, donde descubrimos un albergue municipal que por la pinta, estará reservado hasta el 2020, Una cucada.

Bajamos del monte Ulia por unos bonitos y bien definidos senderos que nos regalaron unas preciosas vistas de Donostia y de la playa de la Zurriola en primer plano.

El resto es sencillo de imaginar. La cabra tira al monte. Y nosotros a la parte vieja a patear, con mochila incluida… hasta que a alguien le entró el sentido común y nos dirigimos al albergue juvenil… Vaya lío!!! Para los otros dos colegas, Joseba E y Joseba G era su primera experiencia en un albergue…